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Unción de los enfermos

“Con la sagrada unción de los enfermos y la oración de los sacerdotes, toda la Iglesia encomienda los enfermos al Señor doliente y glorificado, para que los alivie y los salve, y los exhorta a contribuir al bien del Pueblo de Dios uniéndose libremente a la Pasión y muerte de Cristo”.

La Unción de los enfermos «no es un sacramento sólo para los que están a punto de morir. Por eso, cuando un fiel comienza a estar en peligro de muerte por enfermedad o vejez, ya ha llegado el momento oportuno para recibir este sacramento». Si un enfermo que ha recibido esta unción recupera la salud, puede recibir de nuevo este sacramento en caso de otra enfermedad grave. Si durante la misma enfermedad el estado del enfermo se agrava, se puede repetir el sacramento. Es conveniente recibir la Unción de los enfermos justo antes de una operación importante. Lo mismo vale para los ancianos, cuya fragilidad se hace más acusada.

Catecismo de la Iglesia Católica, 1499, 1514-1515

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